Thursday, November 30, 2006

¿Hiyab?

El uso del velo en mujeres musulmanas causa controversia en Europa. En los periódicos y en los programas de televisión (por no decir que también en algunos parlamentos) se debate el uso del hiyab en lugares públicos, como oficinas administrativas o en los colegios. Y causa controversia porque en numerosos países europeos ha ido creciendo la población musulmana de tal manera que empieza a ser un tema de interés general.
Primero hay que distinguir entre el hiyab y el burqa (o chador). El hiyab es un velo que tapa la cabeza y en algunas ocasiones el cuello y las orejas. Deja la cara totalmente al descubierto y en algunas ocasiones es semi- transparente. El burqa oculta la cabeza, las orejas, el cuello y el rostro. En ocasiones tapan también los ojos mediante un velo espeso.
El hiyab es visto por muchos occidentales como un símbolo machista, que pretende alejar a la mujer de las actividades públicas. Símbolo de represión y dominación del hombre hacia la mujer. Además de que es un signo religioso externo que distingue a las mujeres musulmanas de las que no lo son.
A mí en lo particular, no creo que pretenda tal cosa. Según la versión musulmana, el hiyab es una decisión que toma la mujer de forma voluntaria, y dice que en numerosas ocasiones es la hija la que lo lleva y convence a su madre y a su abuela de usarlo también. Para algunas mujeres es un símbolo de libertad en medio de una sociedad machista que reduce a la mujer a mero objeto sexual. Al cubrirse, lo que resalta es su personalidad y no su aspecto físico.
Por siglos ha sido costumbre de las mujeres cubrirse la cabeza, yo misma lo hago (con un paliacate, por ser mexicana) cuando no quiero tardar mucho tiempo en peinarme. Y esta costumbre la tenían las musulmanas, las judías y las cristianas.
Si el problema de llevar el hiyab es que es una obligación impuesta por los hombres hacia las mujeres, habría que recordar que hasta hace muy poco las mujeres católicas estaban obligadas a cubrirse la cabeza cada vez que iban a Misa. Hoy en día, si una mujer tiene una audiencia personal con el Papa, está OBLIGADA a cubrirse la cabeza y vestir de negro, cosas del protocolo.
De igual manera debería prohibirse que las mojas lleven la cabeza cubierta, porque de igual manera es una prenda impuesta, que las distingue de las mujeres laicas.
En cambio, si el problema es que el hiyab niega la sexualidad femenina, habría que preguntarle a las numerosas africanas, que andan en topless, que piensan de que nuestros hombres nos obliguen a usar incómodos sujetadores (brassieres) y blusas, aún y cuando hace mucho calor.
En Francia se dice que se debe de prohibir el uso del hiyab en las escuelas, así como de otros símbolos religiosos visibles, ya que es un país laico. Me pregunto si persiguen al igual el hiyab
que los colgantes con cruces de primera comunión.
En mi opinión esta persecución del hiyab tiene lugar a raíz del miedo. Miedo a la diferencia. Cada vez hay más inmigración árabe y musulmana (porque hay musulmanes que no son árabes y árabes que no son musulmanes), y el europeo ve amenazado su estilo de vida. Quieren a gente como ellos, con sus costumbres y su misma manera de pensar. Hombres y mujeres blancos, se los digo yo, no hay porque temer a una mujer con hiyab.





Wednesday, November 15, 2006


Lo que hace uno por amor...

Saturday, September 16, 2006

¿Se puede estar más solo?

Hace ya varias semanas estaba en el supermercado. Resulta que al lado de las cajas hay un pequeño bar donde venden bocadillos y bebidas. Estaba pagando algunas cosillas cuando entró una mujer con unos enormes lentes (gafas) y un bastón a pedir algo al mostrador del bar. A esa mujer ya la había visto en anteriores ocasiones (consecuencias de vivir en una ciudad pequeña). Era una indigente que está casi ciega y a la gente en general no le inspira mucha simpatía. Ya había presenciado como el chofer de un autobús le pedía de mala manera que se bajara al haber completado el recorrido.
Pues resulta que algo sucedió que hizo enojar (enfadar) con o sin razón a esta mujer, que empezó a insultar a las cajeras y amenazar con acabar con el bar. Tiró con el bastón el monitor de la caja registradora, algunas cestas de pan, algunos servilleteros y una mesa. La encargada y algunos empleados la sacaron a la calle y cuando se fue, llegó la policía a preguntar que había sucedido. La mayoría de los testigos nos quedamos estupefactos y no acertábamos a decir palabra. Yo iba con mis hijos y en algún momento temí que pudieran resultar heridos al estar tan cerca de semejante escena. En eso la señora que estaba delante de mí en la fila dijo algo como: "Esa señora está loca, no es la primera vez que causa problemas. Siempre está por ahí, tirada en la calle."
En efecto, he vuelto a pasar cerca de dicho supermercado varias veces, y he visto a la señora de los lentes acostada en un lado del supermercado sobre la banqueta (acera). Está siempre sola y pide limosna a ratos. La gente de la zona está tan acostumbrada a ella que ya ni siquiera la mira.
Me he puesto a pensar en esa señora e intento imaginármela de niña. ¿Quién era su mamá y su papá? ¿jugaba a las muñecas como lo hacía yo cuando era niña? ¿qué soñaba ser de mayor?
Luego me imaginé que quizá si tuviera familia. Me imaginé que probablemente estaba enferma y no se acordaba de las cosas, que un día se perdió y acabó en esta ciudad, mientras tanto su familia que vive muy lejos la está buscando y extrañando.
¿Cómo acabó así? ¿qué se puede hacer para no correr con la misma suerte? No se le ve acompañada, quizás no tiene amigos. Duerme en la calle y nadie le dedica una sonrisa, mucho menos un abrazo. Quizás tiene hambre o le duele algo.
¿Se puede estar más solo?

Monday, August 7, 2006

Oigame no!

Me acabo de dar cuenta lo apegada que estoy a las cosas materiales y como vivía ignorándolo (peor aún). Vivía convencida que mis únicas prioridades eran la salud y la armonía (entre otras cosas, como pagar la hipoteca, por ejemplo) pero no era más que un desgraciado error. Lo que me queda de consuelo es que ahora me conozco un poco más y eso me permite ahondar en mis carencias.
Y todo esto viene a cuento de la "gran tragedia" que experimenté hace algunos días. Mis maletas no llegaron.
Después de un accidentado viaje de más de 24 horas en compañía de dos niños menores de tres años, con boletos pagados dos veces, cancelación de asientos asignados y retrasos de más de tres horas en los vuelos; al volver al lugar de encuentro, compruebo con incredulidad que mis maletas habían tomado rumbo desconocido.
A esas alturas mi nivel de tolerancia estaba en niveles minímos. Sin aplicar el más menor atisbo de inteligencia emocional, me refugié en mi coraje y clamé a los dioses del Olimpo por su evidente abandono. Como me había ausentado del hogar por más de un mes, prácticamente toda mi ropa y la de los niños se encontraba en aquellos pedazos de plástico y sucedáneo de piel. ¡Oh! el mundo se nos viene encima y además nosotros sin tener nada decente para recibirlo.

A los diez días, cuando la esperanza se había extinguido casi por completo, cuando se habían completado las cinco (o seis o siete, no recuerdo bien) etapas del duelo, aparecen las benditas en medio de la incredulidad de los testigos.
Cuando estamos en medio de la guerra entre Israel y el Líbano, cuando Fidel Castro a lo mejor deja el poder ( a lo mejor, repito) y cuando AMLO hace camping en el Zócalo, a mí no se me ocurre preocuparme por otra cosa que no sean mis cosas, por el simple hecho de ser mías.
Verdaderamente es para reflexionar.

Tuesday, May 23, 2006

Milagros

A veces el individuo se ahoga en el óceano de lo cotidiano. Vive sus días impulsado por una fuerza mecánica superior a él, que lo conduce por los callejones de lo simple y lo habitual. Él no se da cuenta de esta pseudo- realidad, porque cree que vive intensamente y completamente al tanto de lo que sucede a su alrededor.
Pero hay veces en las que esta frágil imagen, como esculpida en agua, se rompe y el individuo se ve ante un suceso a veces trágico, a veces cómico o simplemente nuevo en su totalidad. Comienza a darse cuenta de las historias que se viven en su cercanía y se pregunta que es lo que pasa en las mentes de sus prójimos.
También, si tiene suerte, se ve tocado como por un rayo de luz que le hace entender que pertenece a algo más grande, y que no todo es fruto del azar. Las lágrima corren y la esperanza crece.
Pueden considerarme una creyente, no me importa. Hace unos días me ví en ese rayo de luz y estoy agradecida. Tengo la certeza de que no estoy sola y hay alguien al tanto de mí.

Saturday, April 29, 2006

¿Racista yo?

Lo que en un principio me pareció cómico, luego me dio mucha tristeza.
Sucedió ayer, mientras hacía la compra en un supermercado. Estaba esperando mi turno para pagar en una de las cajas, cuando un chico (extranjero) intentó robarse varias botellas de whisky simplemente ocultándolas en su chaqueta (no me explico aún como logró esconder 6 botellas en sus bolsillos) y trató de salir por la puerta principal como si nada. Cuando saltó la alarma contra robos, salió corriendo. No pudo llegar muy lejos porque minutos después los empleados del supermercado regresaron con las botellas (¿qué tan lejos podía ir con semejante cargamento?).
Lo que causó mi hilaridad fue que después de la sorpresa inicial de todos los que fuimos testigos, varias señoras empezaron a comentar que ellas ya se habían dado cuenta que algo pasaba con ese chico (¡qué casualidad!). Todas, cual herederas de las habilidades de Sherlock Holmes, ya habían sospechado que algo raro estaba pasando, que miraba mucho sin comprar nada y que seguramente estaba asociado con otro que minutos antes había salido también sin compra mientras hablaba por un celular (móvil).
Mientras contenía mi sonrisa, la cajera empezó a quejarse de cómo los extranjeros sólo estaban para robar, para que luego dijeran que era racismo. Se lamentó de todas las ayudas sociales de las que gozan a pesar de su condición de inmigrantes y de cómo sus niños son los primeros en entrar a los colegios públicos.
Lo incómodo fue que justo atrás de mí estaba otro chico de la misma nacionalidad del frustrado ladrón, que inocentemente había venido a hacer sus compras como todo el mundo, y tuvo que escuchar semejante discurso sin haberlas ni deberlas.
Estuve a punto de contestarle a la cajera que extranjeros habemos de muchos tipos, que los españoles también tienen mala fama en muchos lugares del mundo, que se acordara de cuando miles de españoles salieron huyendo de su país en la época de la Guerra Civil y de la pobreza y que estuvieron buscando asilo en muchísimos países, dentro de los cuales estaba curiosamente mi país de origen. Y que sí, que un poco racista si que lo era.
Pero me callé. ¿Valía la pena enojarme con alguien que no se lo merecía?

Thursday, March 23, 2006

Envejeciendo

Tengo una imagen fija en la mente sobre el aspecto de los demás. Por más que pasen los años, esa imagen sigue intacta, alimentando mis sueños de inmortalidad.
Y estoy creyendo que a los demás les sucede lo mismo. Puede pasar el tiempo, y si te encuentras a un viejo amigo de la primaria, lo reconoces y sabes quién es, aunque tus ojos reflejen los 30 años acumulados en tu vida. Ya no tienes 9 años, ni él tampoco. Ambos han cambiado y sin embargo se conocen como si sólo hubiera pasado un segundo entre ustedes.
¿Y aquél fiel amigo que tienes desde los quince años? En mi mente sigue igual, su físico sigue teniendo quince años.
Sólo a veces, al ver una fotografía del pasado o del presente, caen los años como avalancha. Descubres esas primeras arrugas, ese debilitamiento en las raíces del cabello, ese endurecimiento de las facciones y esos kilos de más.
Hoy te he recordado viejo, por primera vez.

Saturday, March 4, 2006

6 rarezas

Hoy confesaré 6 rarezas inconfesables (aunque si las confieso, es que no son tan inconfesables ¿o no?) por el simple gusto de admitirlas en un espacio público, aunque un tanto anónimo.

Rareza 1: Puedo pasarme horas viendo cada poro de mi cara en un espejo. Pareciera que no tengo mucho tiempo para hacerlo, pero de vez en cuando me doy el lujo. ¿Qué busco? Todavía no lo se, sigo explorando.

Rareza 2: Cada cierto tiempo limpio cada uno de mis dientes con algodón (uno por uno). Siento que así quedan más limpios, aunque no por eso dejo de cepillarlos todos los días. Probarlo.

Rareza 3: No creo ser supersticiosa (paso por debajo de las escaleras, abro paraguas bajo techo y me encantan los gatos negros) pero cuando se me cruza una mala idea por la cabeza toco madera, aunque sepa que no sirva de nada.

Rareza 4: En ocasiones me cuesta trabajo leer la hora en un reloj o distinguir derecha de izquierda (no, no me faltan neuronas, o por lo menos, no muchas).

Rareza 5: Podría comer cereales todos los días y varias veces al día. Eso también me pasa con el queso.

Rareza 6: Me gusta agrupar las cosas en grupos de seis. Me como seis almendras o hago listas de seis cosas de todo tipo.

¿Y tú? ¿cuáles son tus 6 rarezas?

Thursday, February 2, 2006

Oda a la salud

Bendita salud!
Salve oh salud que permite vivir sin acordarnos de ella!
No es sino hasta cuando la perdemos cuando valoramos su existencia,
Salve oh salud que permite dormir en las noches,
que permite que nos quejemos de otras cosas menos importantes,
y que contribuye a la felicidad de manera silenciosa y tímida.
Larga vida a la salud!

Ahora si ya, después de tan merecido homenaje, puedo pretender que no nos abandonará jamás... o por lo menos eso quiero creer.