Wednesday, March 14, 2007

Orgullosas

En estos días se están celebrando las fiestas de la Magdalena. Estas fiestas conmemoran el desplazamiento de la población del antiguo Castellón (que estaba encima de un monte) a Castellón de la Plana (abajo del monte). Además de comer y beber (cosa que se hace en la mayoría de la fiestas), se hacen corridas de toros, espectáculos de música y danza, desfiles, se monta una feria y se hace una peregrinación del centro de la ciudad al antiguo lugar en donde se encontraba Castellón.
La gente está contenta, no trabaja como el resto del año (quizás por eso está contenta), los niños se la pasan tronando cuetes (petardos) a todas horas del día y la gente viste de forma especial.
La manera más discreta de vestirse de "fiesta" es con la blusa magdalenera (de color negro) y un pañuelo a cuadros azules y blanco. A veces llevan un sombrero de paja y un lazo (listón) de color verde en cualquier lugar de su vestimenta.
Pero los que más llaman la atención son los que van vestidos con los trajes tradicionales. Los hombres (aunque en mayor medida los niños) van con camisa de manga larga blanca, chaleco de colores vistosos, faja, pantalón pesquero, medias (si, medias) y alpargatas.
Las mujeres son las que se ven más bonitas y elegantes (en mi opinión). Van con vestidos largos y con mucho vuelo (y crinolina), adornados con chales y delantales bordados. Todas van peinadas con "cebollas" de trenzas (milagros de los postizos) y adornos dorados en el cabello.
Lo más bonito es que todos los vestidos son hechos a medida, a veces por costureras, a veces por heroicas abuelas. Hacen los vestidos con mucha antelación e ilusión. Se pasean orgullosas por las calles y desafiantes ante el frío o la lluvia (en Castellón, en marzo, todavía hace frío y la mayoría de los años llueve muchísimo). Pareciera que esperaran todo el año para que llegaran las fiestas y tuvieran la oportunidad de vestirse como castelloneras. Y lo mismo ocurre en Valencia, con la llegada de las Fallas.
Al verlas, siento un poco de envidia (¿a quién no le gusta ponerse vestidos bonitos?) y admiración. Admiración porque de donde yo vengo no pasan estas cosas.
Soy de Monterrey, México, y en Monterrey a nadie le causa ilusión vestirse con los trajes regionales. A veces, nos los ponemos cuando somos niñas, si salimos bailando en un festival del colegio, y una que otra en una fiesta infantil de disfraces (pensando: "¡Pero si yo quería ir de princesa!").
Fuera de esas ocasiones he visto "chinas poblanas" los 16 de septiembre (que ni siquiera es ir vestida con el traje regional de Nuevo León) y a las bailarinas profesionales de danza folclórica en los teatros.
¿Porqué somos así? ¿porqué no nos sentimos orgullosos de nuestras raíces? No se si esto pasa en el resto de México, pero por lo menos en Monterrey no conozco a nadie que mande a hacer un vestido regional con un año de antelación (o menos) para la conmemoración de la fundación de la ciudad ni nada parecido.
Tenemos el complejo de conquistados y nos queremos parecer a cualquiera (estadounidense, europeo, etc) menos a nosotros mismos.

2 comments:

justagirl said...

EXCELENTE COMENTARIO!!!! Desde acá te mando una olaaaaa!! una ola mexicana a tu excelente comentario! y besos y abrazos para la familia :) ´iñor!

justagirl said...

como siempre, excelente reflexión!! Sabes? ayer usé tu comentario para una de mis presentaciones sobre el Forum de las Culturas... te di el crédito correspondiente ;) XOXO saludos regios, i´ñor.